UN LIBRO PREMONITORIO
La muerte no existe; insiste, “Guerra a la muerte”, clama el poeta. ¿No existe? “La muerte no es la muerte, es un muerto”, sostiene otro vidente. La muerte no está aquí: “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”. La muerte: “espera infinita”, “vacío que nos invade”, “ganancia y pérdida”. “Murió mi eternidad y estoy velándola”, repetía aquel peruano inmortal.
La muerte es, ante todo, un trayecto de vida; pero no a otra vida ¿Para qué a otra si no hay otra, si la muerte es el final definitivo, la fatalidad misma de dejar de ser, de no más ser? Un estado de espíritu, sí, permanente,
imperecedero. La muerte es la memoria escindida entre presente y pasado. La muerte no es futuro, pues no se gana ni se pierde lo que no se tiene ni se ha tenido.
La muerte es “el sentido trágico de la vida”. O como increpaba Vallejo: “¿Para sólo morir tenemos que morir a cada instante?”. Vida y muerte se necesitan para sí, entre sí, pese a una, pese a la otra.
La Historia lo registra desde sus mismos orígenes. Las civilizaciones más antiguas guardan memoria de su paso por el mundo y de su propia extinción en palabras, imágenes, en ruinas. Allí palpita aún lo vivo y lo muerto de cada una de aquéllas. Los trágicos griegos fueron aún más allá: reivindicar la muerte a costa del destino humano, a sobreponerla sobre todas las cosas, aún a sabiendas de que todo castigo no es más que una negación de la libertad, bien supremo que ni los dioses mismos han podido abolir.
Valga este despropósito existencialista para entrar en la materia, no por extraña menos conocida, de este libro de Ludwing Varela, “Premonición del extinguido”, una especie de encantamiento verbal por lo luctuoso y lo sórdido que nos deparan la vida y la muerte, así estrábicamente vistas juntas, complementariamente cómplices.
Llama la atención el desparpajo inocente e irredento por igual, con que este joven poeta “juega” a su “estar” en este mundo, vivo y muerto lo mismo da. Lo importante es su declaratoria vivencial, casi profética, ese afán hedonista por lucir sus mejores galas “del primer caído”.
“Necesito morir de a ratos”, confiesa el poeta. Si uno no conociera a Ludwing -un joven poeta con una larga vida y obra por delante- podría caer en la trampa y creer que nos habla un personaje de la estirpe de Job, curtido de culpas y arrepentimientos. “Nunca ha sido fácil morirse uno”, murmura por ahí, entre versos más bien flamantemente vívidos y frescos. Pero más de alguno caerá en la trampa,y quien caiga encontrará allá en el fondo, entre el trasfondo de la vida, al propio Ludwing… muerto de risa.
No sé qué se traerá entre manos el poeta Varela. Sospecho que muchos libros más. Tiene que madurar, como todo autor joven. O sea tiene que vivir, escribir, insistir. Sí, insistir más en la vida que en precoces y apuradas premoniciones.
Rigoberto Paredes
Escritor Hondureño
Escritor Hondureño
Selección de poemas del libro
"Premonición del Extinguido" de Ludwing Varela
A Cindy Vega
Empecemos por decir; “estoy roto”
Y mis días de espejo están quebrados.
Podemos también decir
Que mis palabras están perdiendo su acento
Y ya no se entiende lo que digo.
Vos entre tanto
Brillas más que nunca
Tenés una constelación en las palabras
Y una tempestad en el aliento.
Yo estoy perdido, de eso no hay duda
Y sería más fácil encontrar un pajar en una aguja
Más fácil encontrar al mar en una ola.
Hay que terminar con vos,
Sería lo justo
Terminar definitivamente con este encanto que me agita
Terminar con la palabra que se me cae rota.
Hay que terminar con vos,
Claro que sería lo justo
Para que no te aferres a mi grito de cuerdas silenciosas.
El primer caído de las filas negras
Yo iré a ti,
veloz y reluciente
Antes que mi estrella
Deje de adornar el firmamento.
Entre tus alas estará mi rostro inmaculado
Como el pecado que guardo bajo la manga.
Iré a ti en una tarde como aquella
En que la melancolía acarició mi mano
Y me enseñó el abismo que hay en sus ojos.
Que no me sea posible ver las lágrimas de mis vivos
Para que no mojen mi camino de desierto último.
Y ante todo
Iré a ti con la fuerza de mi palabra
Que aunque esté sin sal y ola
Es lo único que me llevaré
Para hablar conmigo mismo.
Titulo: Premonición del Extinguido
Autor: Ludwing Varela
Colección: Patechucho
Arte exterior: Alejandro Marre
ISBN: 978-0-692-24254-4
Fecha de publicación: Agosto 2014
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