Las sendas interiores
Lundkvist es un poeta visual; su poesía nos carga de imágenes como un caudal enérgico. Estas imágenes son las de un viajero, las de un lector, las de un hombre que sabe construir un mundo poético con cimientos en el mundo real. Una trasfiguración que lleva al lector del surrealismo poético a un realismo visceral en el que vive el lector.
Lejos de toda pretensión y de una perfección falsa, Lundkvist escribe una obra lúcida, fluida, transparente, obstinada y gigantesca, que transita por los años con estoicismo, y que seguirá así por el andar de los siglos.
En Poemas entre animal y dios (1944), escrito durante la Segunda Guerra, Lundkvist abre su espectro hacia el hallazgo y la asociación inesperada, que en el ámbito de Suecia era algo desconocido, y que tiene sus indudables raíces en el surrealismo. En sus poemas encontramos la huella de Dalí, de García Lorca, de Aleixandre, del Neruda de Residencia en la Tierra. La estela de Lundkvist no fue ignorada por los poetas suecos posteriores, mucho menos por los mejores entre ellos.
Este es un libro humano, un libro donde el hombre está a merced de los elementos: del fuego, del agua, del viento y de la tierra; así como de otros elementos que nos los da la naturaleza misma pero que también están dentro del ser humano y lo pueden levantar o también desolar como el peor de los cataclismos de la naturaleza. Este libro se mueve en diferentes direcciones, es un libro vivo que encamina al lector por sendas interiores donde habita la humillación y la sublimación del ser.
Una poesía que aun siendo de lejanas latitudes geográficas, nos entrega un lenguaje universal, coherente, exuberante, que solo puede ser escrito por un hombre poética y humanamente bien ubicado en el universo. Lundkvist irrumpe en lo cotidiano, y lo descompone en su penosa realidad; la muerte como la “Espada de Damocles” que caerá tarde o temprano sobre nuestras cabezas de ceniza. Es una poética de contrarios donde el más débil, el ser humano, está expuesto en su fragilidad animal. Pero lo que el ser humano tiene como única arma ante las furias es esa misma animalidad, es esa fragilidad constante que lo derrumba pero también lo hace tener la esperanza de poder dominar los elementos.
Sin dudas es la experiencia de incansable viajero lo que trajo a Artur Lundkvist a recorrer toda América Latina, a influir en la Academia Sueca (de la que fue miembro vitalicio) para que otorgaran el Premio Nobel a Miguel Angel Asturias, a Pablo Neruda, a Octavio Paz y a Gabriel García Márquez. Además, Fue traductor de numerosos poetas de habla española como García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Pablo Neruda, Xavier Villaurrutia, entre otros. Marcó así una nítida línea dentro de la Academia a favor de las letras iberoamericanas. Por esto, su poesía y su vida, son para nosotros algo lejano pero también cercano.
El mérito de hacer una edición de Poemas entre animal y dios para un público centroamericano es valioso, porque gran parte de esta región es una casa de espejos y esfuerzos destinados a romper esas prisiones de autorreflejos en las que nos han confinado: políticas culturales retrógradas y carentes de todo sentido de progreso.
Armando Maldonado
Poeta hondureño
Selección de poemas de "Poemas entre Animal y Dios" de Artur Lundkvist
Oyes el estruendo de las
fábricas, el estruendo de los trenes
pesadamente
cargados, el tableteo de los martillos, el sonido
de
acero contra acero. Oyes cómo el aire es flagelado y sube
en
ondas negras que derriban muros frente a sí.
Oyes
el sonido de un piano como gotas de lluvia
en
techo de cristal y el sonido de flautas que no existen,
que
nadie toca: es el viento en el laberinto de la ciudad,
el
tono en frías trompas de Eustaquio, en espirales de caracol azules.
Es
el sonido de los juncos de río y de enormes uvas
que
avizoran desde la borda el navio del alba,
un
tono opaco de manos cóncavas enrojecidas de frío, un silencio
gris
como granito cuando los cerdos se hielan en hoyos en la tierra.
Llevando
máscaras luchan los hombres como locos
entre
cascadas de fuego. Las masas derretidas chapotean
en
los moldes, un orgasmo entre mastodontes de acero
que
arroja su semen fosforecente en el hollín.
Los labios de los hombres dejan huellas de sangre en el pan.
Como
pesas de plomo a sus pies el sueño los hala
hacia
abajo en abismos con sueños rojo fuego.
La
mujer suspira cerrando la ventana de su espera.
¡Quién
canta ahora la canción del futuro, el preñado,
el
terriblemente bendito! ¡Oh idilios, ideales,
llevados
por el torbellino como estampas! ¡Nadie
puede
ya descansar contra el musgoso gobelino!
¡Y
de qué servirá a alguien un perro a su lado!
¡Ya
jamás volverá lo pasado, perdido
para
siempre en el jardín, el descanso a la sombra de la cena,
oh
la vieja paz perdida bajo el saúco!
El
amor limpio no será jamás tuyo. Tus ojos
se
volverán hacia adentro de sus cuencas sangrientas, tus intestinos
se
retorcerán desesperados, pero en vano
huirás
de las transformaciones de la realidad.
*
Chapotean los barcos
en
verde sotavento de rocas,
verdes
como estampas
o
permanente ocaso.
Nubes
pintan naufragios
en
torno a velas de luz,
entre
azules conchas de nubes
y
capas púrpura arrugadas por el viento.
Saludan
los percebes
con
voraces y pequeñas manos.
Más
afilados que alambre de púas
fijan
sus líneas de agua,
donde
las medusas se mecen
como
sexos desprendidos de ahogados.
El
lavado se seca en la tierra
para
no ser gastado por el viento.
El
humo pasa sobre la montaña
junto
a un sendero de hollín.
Un
muelle traiciona
bajo
pálidas patas de animal,
donde
las moscas gruñen
cual
prisioneros en una botella.
La
pradera tiene pecho de venado
de
agua blancuzca brillante
y
allí ha naufragado un sombrero hongo
de
la juventud de un pescador.
Los garzones juegan con
bejucos
mientras
los hombres de la cosecha de heno descansan
y
la mujer reumática
se
flagela con ortigas.
En
la calle del pueblo vuela la espuma
de
los caballos sobre las ventanas.
En
el pabellón de verano
una
muchacha toca el arpa,
tan
angelical con suspiros
pecho
y cabello sueltos,
mientras
los padres tras ella
sonríen
en falsedad morena.
Sobre sus hombros
parpadea
de
pronto el ojo verde del faro.
Autor: Artur Lundkvist
Traductor: Roberto Mascaró
Prólogo: Armando Maldonado
Colección: EDDA #5
Arte exterior: Alejandro Marré
ISBN: 978-0-692-44859-5
Fecha de publicación: Julio 2015
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